Una receta tradicional de los judíos sirios donde el principal ingrediente es el bacalao, un pescado que me encanta, pero que puedes reemplazar por otros tipos. La salsa de tomate la combinación perfecta entre dulce y un ligero toque picante apta para todos los públicos – el plato perfecto para una comida multitudinaria ¡familiar o con amigos!
Primero prepararemos la salsa de tomate. Picamos la cebolla y calentamos el aceite de oliva en una sartén grande con tapa. Luego añadimos las especias y la cebolla. Sofreímos entre 8 y 10 minutos, hasta que la cebolla esté completamente blanda.
Añadimos el vino y dejamos hervir a fuego lento durante 3 minutos. Incorporamos el tomate, el chile picado muy fino, el ajo majado, el azúcar, la sal y la pimienta negra. Cocemos a fuego lento durante unos 15 minutos para que la salsa espese. Rectificamos de sal y pimienta y reservamos.
Mientras se hace la salsa prepararemos las tortitas. Le quitamos la piel y las espinas al bacalao. Picamos la cebolla, el perejil y el cilantro muy fino y majamos el ajo. Le quitamos el borde al pan de molde.
En un robot de cocina trituramos el pan para tener migas. Picamos los filetes de pescado en trocitos muy pequeños y los colocamos en un bowl con el pan y los demás ingredientes, menos el aceite.
Mezclamos bien y con las manos vamos formando las tortitas de unos 2cm de grosor y 8 cm de ancho. Deberían salir unas 8 porciones. Si quedan muy tiernas las reservaremos durante 30 minutos en la nevera para que cojan firmeza. También podemos añadir algo de pan rallado seco pero con cuidado ya que tienen que estar húmedas.
Calentamos la mitad del aceite de oliva en una sartén y freímos las tortitas 3 minutos por cada lado para que queden doradas por ambos lados. El resto del aceite lo podemos ir añadiendo según vayamos friendo el resto.
Con mucho cuidado para que no se nos rompan vamos metiendo en la salsa de tomate las tortitas ya escurridas. Vertemos el agua necesaria para que queden cubiertas completamente, tapamos y cocemos a fuego lento durante 15-20 minutos.
Apagamos el fuego, quitamos la tapa y dejamos reposar unos 10 minutos antes de servirlas calientes o a temperatura ambiente con un poquito de menta picada por encima.
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