Algo que te das cuenta cuando eres madre, y más si uno de tus hijos tiene Síndrome de Down, es que el momento de las comidas no siempre es fácil. Por eso hoy os quiero ayudar para que ese momento tan importante del día no sea tan difícil ni para ellos ni para vosotros.
La alimentación no es sólo importantísima para el desarrollo de su autonomía sino también una manera de ejercitar los músculos de la cara, tan necesarios para el momento en el que el niño aprende a hablar.
Para los primeros 6 meses de vida lo mejor es la lactancia materna, como con cualquier bebé ya que lleva todos los nutrientes que necesitan y ayuda a crear un vínculo con tu hijo impresionante, siempre y cuando puedas dar de mamar, si no tampoco hay que estresarse, lo importante es estar a gusto. Una vez empiezan a comer alimentos sólidos, os recomiendo que os informéis bien sobre cuales son los alimentos hay que introducir a cada edad e ir de a poco y con paciencia.
Una cosa a tener en cuenta es que la intolerancia al gluten (la celiaquía) es más común entre los niños con Síndrome de Down. Roscón es celíaco de nacimiento y me aconsejaron que no le diera alimentos con gluten antes de los 6 meses para evitar que esta intolerancia se agravara con la edad.
Está claro que para cualquier niño es importante aprender a comer solos a medida que se van haciendo más mayores, pero para los que tienen Síndrome de Down en especial, es necesario fomentarlo desde que son muy pequeñitos. Sobre todo porque estos niños a veces muestran algún retraso en su manera de comer y beber. A Roscón por ejemplo, le ha costado un poco el momento en el que pasamos de los alimentos blandos y líquidos a la alimentación a base de comida más sólida. Es normal y ¡no debéis desesperaros por este tipo de situaciones!
Algunas cosas que pueden ayudar es que coma siempre rodeado de otras personas (como sus hermanos), decirle que coma sentado, en posición erguida y apagar la tele u otros estímulos que le pueden distraer y sobre todo hacer de la mesa un momento agradable y distendido. Así lo asociará con un momento de placer y no de tensión.
No os desaniméis cuando las cosas se pongan difíciles porque no tardará mucho en acostumbrarse. Encararlo siempre de buen humor – hacerles partícipes de la comida familiar como uno más, como siempre he hecho con Roscón, les ayuda y ¡veréis los resultados rápidamente!
Besos,
Samy
Que hermoso estar investigando sobre (celiaquía)por ser estudiante de nutrición y toparme con gran demostración de amor de una madre hacia un hijo!!! Es emocionante lo que haces… Besos desde Argentina!
Sabina!